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Depresión psicótica secundaria a hipertiroidismo y desenlace letal por tormenta tirotóxica: a propósito de un caso.
Rev Neuropsiquiatr. 2022; 85(2): 153-158
elecciones generales en el país- “no la iban a reconocer
por su foto del DNI”. En el examen físico se la halló
muy adelgazada, enmudecida, hipoactiva, sudorosa,
con la piel hipertérmica, no hacía contacto visual,
aparentaba edad mayor a la cronológica, PA: 110/60
mm Hg, T: 37,7 °C, FC: 98 x´, Sat O2: 98%, glucemia:
142 gr/dl, se le indicó haloperidol 2 mg/d en gotas y
mirtazapina 15 mg/d.
A los pocos días acudió nuevamente a emergencia
psiquiátrica por conducta agitada a pesar de cumplir el
tratamiento prescrito, había intentado lanzarse por las
escaleras y fugarse de casa: en el examen se mantenía
enmudecida. Le indicaron haloperidol 5 mg IM stat y
fue derivada a hospital general por contar con orden de
hospitalización por descompensación tiroidea.
Al día siguiente fue llevada al hospital general,
presentaba alteración del sensorio y tendencia al sueño,
diaforesis, diarrea, edema en miembros inferiores,
labilidad emocional y presencia de ideas delusivas y
alucinaciones. Al examen físico se encontró PA 130/60
mm Hg, FC 125 x’, FR 36 x’, Tº 37,7 ºC, exoftalmos,
piel lisa, caliente, llenado capilar < 2 seg, palidez
+/+++, ictericia +/+++, edema ++/+++, bocio 2+/3+
(aproximadamente 60 g. de peso), soplo +, ritmo
cardiaco rítmico, dolor abdominal difuso, letargia
extrema, hiperreexia, Babinski derecho positivo,
Chaddock izquierdo, reejo de succión y glabelar
presente, impresionaba rigidez de nuca, Glasgow
10/15 (AO 4, RV 1, RM 5).
Exámenes auxiliares de ingreso (19 de abril):
T4 > 50 ng/dL, TSH 0,0001 mUI/ml, Hb 11,8 g/dL,
hematocrito 35%, leucocitos 3600 /uL, abastonados
0%, segmentados 78%, eosinólos 3%, linfocitos 18%,
plaquetas 160 000 /uL, glucosa 68 mg/dL, creatinina
0,2 mg/dL, úrea 37 mg/dL, sodio 143 mEq/l, potasio
3,17 mEq/l, cloro 94 mEq/l, magnesio 11,24 mg/dl,
calcio 3,5 mg/dl, TGO 58 U/L, TGP 31 U/L, proteínas
totales 6,4 g/dl, albúmina 3,1 g/dL, gases arteriales:
acidosis metabólica con anión GAP elevado, EKG:
taquicardia sinusal, PR corto. Hisopado nasofaríngeo
para SARS CoV-2: negativo. El puntaje en la escala
de Burch-Wartofsky fue 60 puntos y en la lista de
criterios de la Asociación Japonesa de Tiroides
se obtuvo la combinación TS1 (tirotoxicosis y al
menos una manifestación del SNC, acompañadas de
ebre, taquicardia, insuciencia cardiaca congestiva
o manifestaciones gastrointestinales o hepáticas).
La evaluación neurológica concluyó en diagnóstico
de encefalitis secundaria a tormenta tiroidea. La
tomografía axial computarizada cerebral mostró
moderados cambios involutivos propios de la edad
del paciente, no se observaron procesos inamatorios,
isquémicos ni tumorales.
Nuestra paciente permaneció en el servicio de
emergencia con monitoreo continuo, controles de
glucosa estrictos, portadora de sonda nasogástrica, con
los diagnósticos de tormenta tiroidea (por enfermedad
de Graves), insuciencia cardiaca congestiva de
alto grado, diabetes mellitus 2, hipopotasemia leve,
trastorno del sensorio, y fue tratada con hidratación
endovenosa, propanolol 120 mg/día, tiamazol 60 mg
/día, lugol 5% 21 gotas /d, hidrocortisona 300 mg IV
/d.
Luego de 72 horas lamentablemente nuestra
paciente falleció por insuciencia cardiorrespiratoria
secundaria a tormenta tiroidea.
DISCUSIÓN
La tirotoxicosis se dene como la presencia de
niveles extremadamente bajos de TSH (< 0,1 mUI/L)
junto con niveles plasmáticos elevados de T4 o T3 y
manifestaciones clínicas concomitantes (7). Algunos
autores distinguen la tirotoxicosis como el efecto de
exceso de hormonas tiroideas de cualquier procedencia,
respecto del hipertiroidismo, que se debe a hormonas
exclusivamente endógenas. La tormenta tiroidea es
una manifestación infrecuente (tasa de incidencia de
1 al 2%), pero grave y de riesgo vital (con mortalidad
de hasta 75%) (2), que representa el extremo de
mayor severidad de la tirotoxicosis y se caracteriza
por la presencia de ebre, taquicardia, disturbios
gastrointestinales, insuciencia cardiaca, pulmonar
y hepática, e involucramiento del sistema nervioso
central que puede redundar en psicosis, agitación
psicomotriz, convulsiones, delirium y eventualmente
el coma (2,8). La progresión de tirotoxicosis a
tormenta tiroidea suele producirse a partir de un agente
gravoso adicional y requiere intervención inmediata
para evitar el colapso circulatorio y metabólico (9). La
tormenta tiroidea es un diagnóstico clínico: no existen
criterios de consenso para denirla (8), de hecho, no
existe diferencia marcada en los niveles de hormonas
tiroideas entre pacientes con tirotoxicosis y aquellos
con tormenta tiroidea, por lo que el diagnóstico se
sustenta en hallazgos clínicos de severidad tirotóxica
y descompensación de uno o más órganos o sistemas
(1). A tal n, se usan de modo indistinto las escalas de
Burch & Wartofsky (10) y de la Asociación Japonesa
de Tiroides (11). Nuestra paciente arrojó un puntaje de
60 en la escala de Burch y Wartofsky, donde más de