Acta Herediana vol. 62, N° 2, julio 2019 - diciembre 2019
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se puede manifestar que este santo mulato
empleó los siguientes métodos terapéuticos:
oración, medicamentos convencionales,
imposición de manos, quirúrgicos, insólitos y
mixtos, todos ellos ecaces.
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Es conveniente
precisar que los ejemplos de curaciones que se
presentan son algunos de los que se describen
en el mencionado mediante la oración.
La oraCión, SUPremo mediCamento.
A los enfermos los encomendaba a Dios y a su
Madre Santísima, y las curaciones no tardaban
en realizarse. Martín era en esto tan solícito,
y era tanta la humildad con que lo pedía, que
el Señor siempre lo complacía. José Valdés,
médico peruano mulato y uno de sus más
conspicuos biógrafos, destaca que cuando
Martín de Porras curaba a sus enfermos,
siempre lo hacía hincado de rodillas, con tanta
humillación y respeto, como si cada paciente
fuese el mismo Jesucristo.
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Además, producto
de su fe, bendecía con la señal de la cruz a los
enfermos, e imploraba a Dios Todopoderoso
para que sanaran.
Un ejemplo de método terapéutico mediante la
oración, se puede mencionar la de un hombre
pobre, enfermo de gangrena en ambas piernas,
que no mejoraba con los medicamentos que
recibía. Su gura era repugnante, el olor
que despedían las piernas enfermas no la
podían tolerar las narices mejores dispuestas
y acostumbradas a esos aromas, y el dolor de
las heridas era intenso que el infeliz enfermo
gritaba. Martín recurrió a la señal de la Cruz.
Levantó su mano, puso los ojos en el cielo y
trazó sobre las piernas del enfermo el sagrado
signo de la Cruz. Aquella piel rojiza, aquellas
llagas purulentas, aquel hedor intolerable,
aquellos dolores insufribles desaparecieron
como por magia. El enfermo se levantó
rápidamente y su alegría no tuvo límites. El
nombre de Martín de Porras corría de boca en
boca, y el curado relataba el hecho a cuantos
encontraba.
Aplicación de medicamentos convencionales,
especialmente de origen vegetal.
Ya nos hemos referido sobre el aprendizaje que
Martín tuvo con el boticario don Mateo Pastor.
El estudio de las plantas fue tan intenso que
le permitió conocer rápidamente sus efectos
medicinales, que con seguridad los dosicaba
perfectamente para benecio de la gran
cantidad de enfermos que recurrían a él.
Un ejemplo de curación con aplicación de
medicamentos, es la realizada al joven novicio
fray Luis Gutiérrez. Cierto día fray Luis
Gutiérrez, accidentalmente, con un cuchillo
sufrió heridas en dos dedos de la mano
izquierda. La sangre uía abundantemente sin
poderla contener. El joven gritaba y se retorcía
de dolor. En aquel momento, guiado por Dios y
sin que nadie lo hubiese llamado, entró Martín
al convento. Examinó las heridas del novicio,
y le dijo: “No temas hijo mío; el Señor que tiene el
poder sobre la vida y sobre la muerte, sabrá curar tus
heridas, no importa lo graves y peligrosas que ellas
sean.” Como la sangre continuaba brotando de
las heridas, Martín acudió a sus frascos, tomó
unos polvos (yerbas de Santa María), los echo
sobre los dedos y aquella quedó detenida.
Hizo sobre la mano del enfermo la señal de
la Cruz, invocó a la Santísima Trinidad, y fray
Luis Gutiérrez quedó con los dedos perfectos,
enteros y sanos.
Otro ejemplo, es el caso de su jefe inmediato
superior de enfermería, fray Fernando
Aragonés, quien había recibido los santos
óleos pues estaba desahuciado por presentar
un mortal dolor en el costado, probablemente
causado por neumonía. Martín de Porras
acudió a verlo, le dio agua para que bebiera y
le puso las manos en el costado, fajándole con
una venda y en ella unos cogollos de alfalfa, y